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Alençon, Anjou, Borbón, Carlos IX, Catalina de Médici, Católicos, Enrique III, Enrique IV, Francia, Historia moderna, Hugonotes, Siglo XVI, Valois
El fin de una dinastía y de las Guerras de Religión
En la entrada anterior hablamos especialmente de Catalina de Médici y su papel en la matanza de San Bartolomé, elemento que en el film quizás no queda demasiado claro. Hoy quiero hablaros desde los acontecimientos posteriores hasta la llegada al trono de Enrique de Navarra y el fin de la dinastía Valois.
Después de esa noche, un gran número de hugonotes emigraron a Suiza, tierras del Imperio e Inglaterra. Desde entonces, se produjeron nuevas matanzas y disturbios antes de la muerte de Carlos IX y también hubo cambios en la familia Valois. Gracias a la política matrimonial llevada a cabo por Catalina, el 9 de mayo de 1573 el duque de Anjou fue escogido rey de Polonia, donde marchó dejando sola a su madre. Ante su marcha, la reina madre se negó a dar la sucesión de lugarteniente del reino a su hijo menor, el duque de Alençon, hecho que pronto haría acrecentar el odio de éste hacia su madre y precipitaría nuevos conflictos en el reino.
Carlos, interpretado magistralmente por Jean-Hughes Anglade, aunque fuera débil mentalmente, no era tonto. Supo ver las ambiciones de su hermano Francisco e intentó un matrimonio inglés para sacárselo de encima. Mientras la salud del monarca empeoraba por momentos, también la fuerza de la familia Guisa iba aumentando en todo el reino. En su contra, la familia Montmorency, encabezados por Francisco de Alençon, pretendían dar un golpe de gracia a Carlos y a su madre llevando a cabo un alzamiento armado el 14 de marzo de 1574. (HERITIER: 1976, 329).
Todo terminó cuando la noche del 27 de febrero Alençon lo confesó todo en la propia cámara de Carlos IX ante su madre y su hermano el rey. Catalina le amenazó con la muerte, pero Francisco suplicó a Carlos que le perdonara. Poco tiempo después, el 30 de mayo de 1574, murió Carlos IX en el castillo de Vincennes. (HERITIER: 1976, 332).
Pronto volvió su hermano Enrique de Polonia para ocupar el trono francés como Enrique III. Sus primeros diez años de reinado estuvieron marcados por una serie de querellas contra su hermano menor, ahora el nuevo duque de Anjou. (GOUBERT: 1987, 106). Éste murió finalmente tísico en junio de 1584 (GOUBERT: 1987,107) dejando a Enrique III como el único Valois vivo.
Felipe II, expectante de cómo se iban desarrollando los hechos, decide establecer contacto con la familia Guisa –máximo representante del catolicismo en Francia-. Llegaron a alzarse en armas, entrando en París, donde fueron aclamados y entrevistados por el rey. Enrique tuvo que huir de la ciudad y la Liga, pro-Guisa y proespañola, quedó al mando de la capital durante los siguientes seis años (GOUBERT: 1987, 107).
Enrique optó por aliarse con el único heredero natural al trono, Enrique de Navarra. Ambos monarcas fueron junto a sus ejércitos hacia la capital francesa. Lamentablemente, un fanático apuñaló a Enrique III en el vientre que, antes de morir, reconoció a Enrique IV a quien exhortó para que se convirtiera -por segunda vez- al catolicismo (GOUBERT: 1987, 108).
Así llegó al trono Enrique IV, rey de Navarra y de la dinastía borbónica. Durante su reinado se hizo el Edicto de Nantes, donde el rey negoció con cuatro representantes de los protestantes. Gracias a este edicto de 1598 se concedía la libertad de conciencia, igualdad de derechos y libertad de culto en lugares precisos, acompañado de una orden del rey y de dos series de artículos secretos. Éstos permitían mantener a los protestantes su sólida organización político-militar y 151 lugares de refugio o seguridad, con gobernadores y guarniciones, en teoría pagadas únicamente por el rey (GOUBERT: 1987, 110). Aunque el Edicto levantó olas de descontento, lo cierto es que se terminó con las guerras de religión.
Debo decir que la interpretación de todos y cada uno de los actores es increíble y recomiendo fervientemente este film a todos aquellos que no lo hayan visto, especialmente a aquellos que les interese la historia de Francia o si he conseguido interesaros por este episodio de la historia francesa.
A modo de curiosidad y como explicación de esta última fotografía, durante la Revolución Francesa se produjeron una serie de inhumaciones de los cuerpos nobles enterrados en la basílica de Saint-Denis, entre los cuales estaba el cuerpo de Enrique IV. Los cuerpos fueron mutilados y cuando se quisieron recomponer la cabeza de Enrique IV había desaparecido. Durante años se dio por perdida, hasta que en el siglo XX volvió a aparecer y se pudo comprobar su autenticidad mediante el ADN. Éste es el cráneo del primer monarca Borbón de Francia momificado.
Bibliografía
HERITIER, Jean. Catalina de Medicis. Madrid: Ediciones Castilla, 1976.
GOUBERT, Pierre. Historia de Francia. Barcelona: Editorial Crítica, 1987.