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Austrias, Carlos V, El Escorial, España, Felipe II, Historia moderna, Jordi Mollà, Juanjo Puigcorbé, Monarquía Hispánica
Elizabeth: La edad de oro (2007) y La Conjura de El Escorial (2008)
Son muchos los aspectos y episodios de la historia que podemos analizar con estas dos películas –la rebelión de los Países Bajos, el conflicto con Inglaterra, la Gran Armada, el episodio con Antonio Pérez, etc.-, pero lo que me interesa por ahora es analizar la figura de Felipe II. En La Conjura de El Escorial el monarca es interpretado por Juanjo Puigcorbé, mientras que en Elizabeth: La Edad de Oro es Jordi Mollà. Descontando el pequeño fallo de que Felipe es representado más joven en 1588 que en 1578, hay muchas otras diferencias en el carácter del monarca en ambas representaciones.
Puigcorbé representa un Felipe II mucho más activo, alegre, tranquilo e inteligente. Mollà, en cambio, hace de un rey impulsivo y rabioso. La realidad se acerca mucho más a Puigcorbé que a Mollà como veremos posteriormente.
Felipe nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527. Hijo de Isabel de Portugal y Carlos V, fue el primer príncipe nacido en España desde hacía cincuenta años (PARKER, 2010: 39). Según Parker, Felipe mostró una precoz devoción religiosa (PARKER, 2010: 50), pero también desarrolló una gran pasión por la caza.
Tras la muerte de su madre, la vida religiosa del príncipe dio un cambio de rumbo. A partir de entonces su devoción sería para San Felipe, puesto que ese mismo día -1 de mayo- había recibido la Orden del Toisón de Oro (1533), se había recuperado de la viruela (1536) y había muerto su madre en 1539 (PARKER, 2010: 58).
No fue hasta 1543 que Felipe se convirtió en gobernador de la Españas debido a las ausencias de su padre. Pero no fue hasta las abdicaciones de Carlos en Bruselas, durante 1555 y 1556, que se convirtió en el rey de la monarquía hispánica y borgoñona mientras que el hermano de Carlos, Fernando, se quedaba con el título imperial y las tierras austríacas. Vemos, pues, que Felipe II poseía una aventajada experiencia en el gobierno de su reino gracias a los más de 10 años como gobernador.
Después de esta pequeña introducción sobre Felipe y su llegada al trono, me gustaría centrarme en su figura como gobernante, especialmente en las representaciones que aparecen en los dos films.
En la película La Conjura de El Escorial, la acción transcurre, como su propio nombre indica, en el Escorial. Pero, ¿qué es exactamente y porqué se construyó? Fue el propio rey, Felipe II, quien propuso la construcción del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. El motivo de su construcción, según Henry Kamen, viene relacionado con la victoria de San Quintín y otros muchos acontecimientos que vivió durante su estancia en los Países Bajos y el norte de Europa. El propio monarca envió una declaración de intenciones a la orden de los jerónimos que decía lo siguiente:
“En reconocimiento de la victoria que Nuestro Señor fue servido de darme el dia de San Lorenzo del año pasado de 1557, tengo determinado de edificar y dotar un monasterio” (KAMEN, 2009: 67-68).
No obstante, la Carta de Fundación de 1567 deja entrever que el motivo principal de su fundación era la necesidad de garantizar a su padre un lugar de reposo digno de su persona. Los frailes debían rogar permanentemente por el reposo del alma del emperador y por la de los otros miembros de la familia real. Su intención principal era, por tanto, la expresión de devoción filial y el deseo de crear un mausoleo familiar, todo lo demás era secundario. (KAMEN, 2009: 83). Sin embargo, una vez terminada la construcción en 1584 el monarca no hizo ademán alguno de cumplir con sus intenciones de crear un panteón.
Hablemos, pues, de Felipe II como persona. Existe la idea de que Felipe II se hizo a si mismo prisionero del Escorial. Y es que no es fácil explicar el porqué de sus dimensiones, pero sí es fácil imaginar que ante tal edificio uno puede sentirse prisionero, incluso el propio rey. No obstante, no todo el edificio estaba reservado al monarca, sino que hay que recordar que su función principal era la de ser un monasterio y una basílica, no un palacio. Según Kamen, el espacio «real» constituye menos de un cuarto de la totalidad del espacio. Estos aposentos estaban situados en el extremo sur el edificio, más allá de la basílica. Asimismo, también formaba parte del espacio del rey, la cámara para audiencias, varios corredores, capillas y la basílica, además de la biblioteca, patios y jardines. Pero la vida del monarca no era en absoluto monástica ni estaba encerrado en el Escorial. Por el contrario, era una ubicación provisional para la corte y un núcleo administrativo para el rey.
Otra idea vinculada a la supuesta prisión del rey, es que Felipe sólo conocía España. Algo totalmente falso, pues pasó gran parte de su juventud viajando por Europa. Del mismo modo, era de los pocos monarcas de su época que podía presumir de conocer a todos los grandes personajes del momento como por ejemplo Isabel de Inglaterra.
Esta idea de rey enjaulado y oculto, con cierto punto de locura y agresivo como el personaje encarnado por Jordi Mollà, en mi opinión, no es demasiado acertada. El rey era de temperamento tranquilo y sereno. También tenía sentido del humor y gozaba con todo tipo de celebraciones. También le gustaba la vida al aire libre y la caza, como hemos dicho. También era callado, tanto que su silencio ponía nervioso a los demás. Un diplomático escribió sobre él en 1567: «Es amigable con todos los que hablan con él, y acompaña sus réplicas con una afable sonrisa». (KAMEN, 2009: 163)
Para terminar, quiero resaltar el vestuario con el que se representa a Felipe II. Por norma, se tiende a imaginarlo con ropas negras. Muchos lo relacionan con su carácter melancólico, pero la realidad es que en España el luto tenía un significado especial. Debía llevarse el negro como mínimo durante un año. Y hay que tener en cuenta que Felipe vio morir a muchos de sus familiares. Todo ello provocó que raramente abandonara el luto. Quería nombrar este elemento para explicar el porqué ambos trajes, de Puigcorbé y Mollà, son de color negro.
A modo de conclusión, a mi parecer Felipe II de Puigcorbé es mucho más acertado con la personalidad del monarca. Ahora bien, no hablo de la calidad del film, que deja mucho que desear. También cabe decir, que la leyenda negra que existe alrededor del hijo del emperador vino de la mano de contemporáneos suyos como Guillermo de Orange, quien escribió Apología. O por los escritos de Antonio Pérez, secretario del rey que aparece en La Conjura de El Escorial. También por la obra Anatomia de Espanna, de un fraile portugués exiliado en Inglaterra, José de Teixeira. (PARKER, 2010: 968). En palabras de Kamen, “La imagen de un rey enclaustrado es simplemente una leyenda” (KAMEN, 2009: 165)
Bibliografía
- PARKER, G. Felipe II. La biografía definitiva. Barcelona: Editorial Planeta, 2010.
- KAMEN, H. El enigma del Escorial. El sueño de un rey. Madrid: Espasa, 2009.