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Asia, Emperador, Historia Asiática, HIstoria Contemporánea, Japón, Katsumoto, Ken Watanabe, Meiji, Modernización, Nathan Algren, Occidentalismo, Rebelión Satsuma, Saigo Takamori, Samuráis, Satsuma, Seppuku, Tom Cruise, Tradición
En la entrada anterior os hablé del film El Último Samurái de Edward Zwick. Hicimos una pequeña introducción, un breve contexto y nos quedamos muy al principio de la película.
Primero quiero comentar algunos conceptos que encuentro claves para entender este período y aparecen estupendamente reflejados en el film. La realidad es que la acción queda resumida en la dualidad modernidad-tradición, personificada en Omura y Katsumoto. Japón fue el único país asiático que decidió abrirse a Occidente voluntariamente e intentar asimilarse. Pero con su voluntad modernizadora no pretendían ser como los occidentales. Muy al contrario, nos consideraban bárbaros. Sólo querían modernizarse para que, una vez llegado el momento, pudieran luchar contra Occidente y proteger su cultura. Siempre se consideraron superiores, aunque para nosotros ellos fueran los bárbaros. Ujio, uno de los samuráis de Katsumoto se refiere a Algren como bárbaro. Pero el coronel Bagley, por su parte, se refiere a los samuráis como bárbaros, ejemplo del más puro pensamiento colonialista. Aunque los dos bandos estuvieran enfrentados y tuvieran ideas opuestas, ambos luchaban para servir al emperador.
Cuando Algren es capturado y debe pasar meses con los samuráis se pregunta qué significa ser samurái. Observa sus costumbres y llega a la conclusión de que ser samurái debe significar dedicarse por entero a un conjunto de principios morales, buscar la quietud de la mente y dominar el arte de la espada. ¿Pero qué más podemos ver de la cultura japonesa?
Siguiendo con la pregunta de qué es ser un samurai, en un momento dado Ujio saca su espada y amenaza a Algren. Antes de guardarla le hace un fino corte en el cuello. El sentido de esto puede relacionarse con el Shinsengumi, código de la fuerza policial del shogunato, donde se dice: “Si un miembro del cuerpo saca la espada, debe matar a su adversario. Si se limita a herirlo y lo deja escapar, debería hacerse el seppuku” (HILLSBOROUGH: 2011, 139).
Pero también podemos observar el papel de la mujer en la cultura tradicional japonesa. En cierta escena, Algren intenta ayudar a Taka en las tareas domésticas, y Taka le replica que los japoneses nunca ayudan a sus mujeres.
Finalmente vence el bando del emperador a favor de la modernización del país. Katsumoto, antes de la batalla, dice “El camino del samurai ya no es necesario hoy en día”. Sin embargo, él y su ejército plantan cara a un enemigo mucho mayor en número y en tecnología haciendo gloria a sus ideales de valor y honor.
Nathan Algren representa, como bien dice la inscripción de su katana, “pertenezco al guerrero en el cual se han unido lo viejo y lo nuevo”.
¿Quién fue realmente El último samurái?
Katsumoto está basado en un personaje histórico llamado Saigo Takamori. Este hombre pertenecía al feudo de Satsuma. Antes de la Rebelión Satsuma que podemos ver en la película, Saigo ya había participado activamente en política por la destrucción del shogunato Tokugawa después de la llegada del comodoro Perry a costas niponas.
La batalla final de la película tuvo lugar el 24 de septiembre de 1877 donde Saigo y sus hombres fueron aniquilados dando por finalizado el conflicto (RAVINA: 2004, 1). El ejército imperial tenía el cuerpo del líder de la rebelión, aunque no tenían su cabeza.
En la tradición samurái era normal ofrecer las cabezas de los enemigos vencidos como tributo al señor. Según Mark Ravina, en algunas batallas el bando vencedor podia recolectar centenares de cabezas de sus enemigos (RAVINA: 2004, 2). El gobierno, en sus ansias de modernización, expuso esta tradición como claro ejemplo de la crueldad del antiguo régimen. Sin embargo, el gobierno sabía que sin la cabeza de Saigo su victoria no era del todo completa, algo irónico puesto que entraban en contradicción y al mismo tiempo Saigo se salía con la suya aún después de muerto.
Estos guerreros demostraron su honor y su lealtad con creces, sólo hace falta ver como pasaron su última noche. En palabras de Mark Ravina, “On the evening of September 23 the rebels celebrated their imminent deaths. Under a bright moon they drank sake, sang songs, and exchanged poems about honour, loyalty and death” (RAVINA: 2004, 4).
Bibliografía
- HILLSBOROUGH, Romulus. Los últimos samuráis. Historias de valor, fidelidad y venganza en los últimos años del sogunato. Madrid: Edaf, 2011
- RAVINA, Mark. The last samurai: the life and battles of Saigo Takamori. New Jersey, Wiley, 2004.